jueves, 24 de junio de 2021

Soluciones para los niños que se hacen pis en la cama

 

Entre el 15 y el 20% de los niños españoles mayores de 5 años sufren enuresis nocturna, un problema que angustia a los pequeños y altera la convivencia familiar.

  • Hasta los 5 años, es normal que el niño no sea capaz de controlar totalmente su vejiga durante el sueño. No se aconseja, por lo tanto, intervenir antes de esta edad, a menos que el problema altere la calidad de vida del pequeño al provocar infecciones, alteraciones en el comportamiento, etc.

  • Según datos de la Asociación Española contra la Enuresis, el 90% de los casos es consecuencia de un problema fisiológico, como el déficit de una hormona llamada vasopresina o por un retraso en la maduración de la vejiga. Tan solo el 10% de los casos es consecuencia de un trastorno psicológico.
  • Hay que tener en cuenta que ningún niño se hace pis expresamente. Por lo tanto, no tiene ningún sentido castigarlo o reñirlo por ello, ya que por sí solo no puede solucionarse, sino acudir al médico. El 70% de niños que sufren enuresis no están diagnosticados, por lo que no pueden acceder a un tratamiento. Lo que sí resulta aconsejable es felicitarle cada vez  que tenga una noche "seca" para aumentar su autoestima.
  • Además de tratar de animarle, también es conveniente tomar medidas prácticas como procurar que no tome demasiados líquidos por la tarde y por la noche (sobre todo bebidas de cola, que afectan la vejiga).
  • En casos rebeldes, se puede recurrir a las alarmas que avisan que se está haciendo pis, las terapias de comportamiento y los fármacos que disminuyen la cantidad de orina o regulan el funcionamiento de la vejiga.


jueves, 17 de junio de 2021

Nuestra actitud respecto a sus amigos

 

Elegir sus propias amistades es una de las primeras decisiones que toma un niño y una fase importantísima en su proceso de sociabilización. Los niños no suelen pedir consejo a sus padres sobre ello, por lo que es posible que, en algunos casos, no estén de acuerdo con la elección. Los necesitan para crecer y construirse a sí mismos. Los amigos de nuestros hijos son sus iguales y nosotros somos el referente adulto que necesitan tener.

  • Desde bebés, debemos fomentar su relación con otros niños y transmitir la convicción de que vale la pena conocer y querer a personas que no forman parte de nuestra familia biológica.
  • A los 8 o 9 años se empieza a comprender lo que significa compartir cosas y vivencias con los amigos.
  • En la adolescencia, la autoestima depende mucho de ser  aceptados y pertenecer a un grupo.
  • Los celos por parte de los padres están fuera de lugar. Los progenitores y los amigos son dos referentes fundamentales para el adolescente.
  • No debemos criticar a sus amigos para no provocar una reacción airada, pero sí dialogar con nuestros hijos sobre ellos, procurar conocerlos, no juzgarles por su estética y darles espacio y tiempo para construirse. Criticar abiertamente al amigo en cuestión o prohibirle que lo vea es lo último que se debe hacer, ya que lo más probable es que el niño se reafirme más en su posición.
  • Una buena idea es hablar con él y preguntarle, de forma distendida, qué es lo que significa este amigo/a para él/ella, qué es lo que más le gusta de su forma de ser, de qué hablan cuando están juntos... De esta manera nos resultará más fácil comprender el porqué de esta amistad.
  • Otro paso será invitarlo un día a casa para conocerlo y observar cómo interactúan el uno con el otro y comprobar si la relación es de igual a igual o se crea algún tipo de desequilibrio (uno domina al otro, se establece chantaje emocional, etc.).
  • Si el amigo sigue sin gustarnos, haremos niño, evitando la crítica, que la relación no le beneficia ("¿te has fijado que nunca te deja decidir a qué jugáis?") y explicarle que la amistad es una relación equitativa. También podemos contribuir a que conozca a otros niños y aumentar su círculo social.