Ser padres es una tarea complicada. Cada niño es un mundo y, por muy claras que tengamos las cosas, no siempre sabemos cómo actuar ante determinadas ocasiones. A pesar de ello, hay una serie de normas básicas que nos ayudarán en nuestro trabajo.
- Prestarles atención. No se trata únicamente de supervisar sus tareas y controlar la buena marcha de sus estudios, sino también de dedicar un tiempo diario a charlar con ellos, jugar y disfrutar de su compañía.
- Cumplir con lo pactado. So hemos llegado a un acuerdo con nuestro hijo, debemos ser firmes y llevarlo a cabo, tanto si se trata de un castigo como de un premio. Si no cumplimos con nuestra palabra, él desconfiará de nosotros y no asumirá sus compromisos.
- Dar ejemplo: Es muy probable que nuestros hijos no nos hagan casi cuando les hablamos pero podemos estar seguros de que siempre nos están observando. Por ello, es muy importante ser consecuentes y actuar siempre de forma correcta.
- Evitar sobreprotegerlos. Estar demasiado pendiente de ellos puede convertirlos en adultos débiles e inseguros. Si, por el contrario, les animamos a hacer las cosas por sí mismos, ganarán seguridad.
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