Vivimos inmersos en la sociedad del consumo y los mensajes que reciben nuestros hijos suelen ser contradictorios. Por un lado, la situación económica actual exige moderación pero, por otro, se les invita, desde la publicidad, a comprar lo más caro. ¿Qué hacer en estos casos?
- Predicar con el ejemplo. Los padres son los primeros que deben racionalizar la economía doméstica y demostrar a sus hijos que se puede ser feliz sin este tipo de artículos.
- Enseñarles a ser diferentes. En la adolescencia, la necesidad de pertenencia a un grupo es muy fuerte. Es lógico, por lo tanto, que determinadas marcas de ropa se conviertan en el distintivo de su propio clan. Hay que inculcarles, sin embargo, que no es nada malo ir a contracorriente. Si apelamos a la independencia u a la libertad, es posible que les convenzamos.
- Hacerles entender el valor del dinero. Muchos adolescentes no comprenden que el precio de este tipo de ropa es excesivamente elevado. Establecer comparaciones con otro tipo de artículos de menor precio les ayudará a entender que se trata de una cifra desproporcionada.
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