Entre los 3 y los 6 años, el sueño de muchos niños se ve alterado por la aparición de las pesadillas. Ellos se despiertan angustiados lo que comporta también una preocupación en los padres que viven esta situación.
- Acudir lo antes posible. El llanto alerta de que se ha producido la pesadilla y es recomendable desplazarse hasta la cama del niño rápidamente para que se dé cuenta de que no está solo y sepa que va a recibir consuelo.
- Mantener la calma. Aunque el niño se despierte gritando, no hay que ponerse nervioso, pues lo notará y le costará más calmarse. Para dirigirse a él, es recomendable usar un tono de voz pausado.
- Quedarse hasta que se duerma. El hecho de saber que sus padres estarán a su lado hasta que vuelva a conciliar el sueño lo tranquiliza. Si el niño lo desea, se puede charlar sobre el contenido del sueño que ha despertado sus miedos.
- Prevenir su aparición. Si se detecta que el desencadenante está relacionado con algo que ha visto en televisión y que no es recomendable para niños, hay que intentar por todos los medios que este hecho no vuelva a repetirse.
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