Es una parte esencial en la educación de los niños. Ayudando en las tareas domésticas aprenden a cumplir con unos objetivos, establecer un orden de rutinas y trabajar en equipo.
- No hay una edad específica para empezar a hacerlo, pero las responsabilidades deben ir en consonancia con ésta. Un niño pequeño, por ejemplo, es capaz de realizar tareas sencillas como poner la mesa, retirar su plato...
- No importa si no lo hace a la perfección, el propósito es conseguir que lo realice regularmente sin que debamos recordárselo cada vez.
- Si tenemos dificultades para que acepte sus responsabilidades, podemos premiarle cuando sí lo haga permitiéndole, por ejemplo, que juegue durante más tiempo con sus amigos, etc. Si aun así, sigue desatendiendo sus deberes, se hará lo contrario, limitándole, por ejemplo, el tiempo que dedica a sus actividades de ocio.
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